lunes, 29 de junio de 2015

La puerta de la cocina

Publicado en Diario de Mallorca el 29/6/15



UNA SEGUNDA MADRE

Nacionalidad: Brasil, 114 min. Director: Anna Muylaert. Actores: Regina Casé, Camila Márdila, Michel Joelsas
Calificación: ***1/2

Val (Casé) es una mujer mayor que trabaja interna para una familia adinerada de Sao Paulo. La visita de su hija (Márdila), a la que no ve desde hace una década, trastoca a todos. La puerta de la cocina en esa casa es como la reja que separaba las cubiertas inferiores y superiores del Titanic. La película, con acontecimientos mínimos pero con unos personajes muy reales y matizados, plantea todos los temas asociados al clasismo: el principal, la fragilidad de ese umbral, la difusa línea entre el respeto de un empleado hacia su empleador y el servilismo que, por desgracia, sigue brotando en esos ambientes en casi todo el planeta. Val es tan buenaza e ingenua que no es capaz de apreciar las humillaciones sutiles de su jefa. Su hija es más lúcida y a la vez demasiado irrespetuosa. Una trama también muy bien desarrollada es la relación entre madres e hijos: Val ha sido una madre ausente para su hija y una madre real con el hijo de sus dueños, por pasotismo de ellos. Con la paradoja de que la adolescente madura, se pone las pilas, y el joven con más recursos cede a la sobreprotección y fracasa. Y otra paradoja en el matrimonio rico; él ha heredado muchos bienes y se dedica a un perezoso y estéril ‘far niente’; ella trabaja, es más útil a la sociedad, pero se pavonea sin rubor de su clasismo. Los actores, todos, se meten con naturalidad en sus personajes. La fotografía y la música son aún más discretas, para no restar protagonismo al guion.

martes, 23 de junio de 2015

Mil leches

Publicado en Diario de Mallorca el 22/6/15


WHITE GOD

Nacionalidad: Hungría, 119 min. Director: Cornel Mundruczo. Actores: Zsofia Psotta, Sandor Zsotea, Lili Horvath
Calificación: ****

White god obtuvo el premio Una cierta mirada en el último festival de Cannes y hace honor al galardón. Tiene vínculos con Amores perros de Gonzalez Iñarritu, con una antigua película rusa (no recuerdo el título), en la que un cirujano trasplanta el cerebro de un perro callejero a un político local que acaba de ministro; y otro, muy evidente, con El amanecer del planeta de los simios. 

Al guión de la película húngara le falta finura. Hay una doble trama: El calvario de un mil leches abandonado que acaba liderando un motín contra sus maltratadores, y las desventuras de su dueña, una preadolescente estudiante de música clásica, para localizarlo y devolverle el cariño desbaratado por la intransigencia del progenitor de ella. La trama humana es maniquea: sólo la protagonista respeta a los animales, el resto de personajes (padre, vecina, mafiosos, indigentes, incluso los empleados de la perrera) los odian. Los actores tampoco brillan, la chica sobre todo se muestra algo inexpresiva con un papel perfecto para lucirse. La trama canina es una bajada a los infiernos similar a la película mejicana, con escenas muy explícitas e indigestas; y la gestación de la rebelión está casi calcada del despertar simiesco. Sin embargo el arranque, un flash forward con la chica en bicicleta perseguida por la masiva jauría -274 perros auténticos-; el tercer acto -los perros acosando los espectadores de un concierto con la rapsodia húngara de Liszt-; y la coda en el matadero emulando al flautista de Hamelin, erizan los cabellos. Película incómoda de ver a ratos, y sin novedades reales a nivel temático, pero con esos citados latigazos de cine excelso.

lunes, 15 de junio de 2015

Las tribulaciones de Bathsheba

Publicado en Diario de Mallorca el 15/6/15


LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO

Nacionalidad: Reino Unido, 119 min. Director: Thomas Vinterberg.
Actores: Carey Mulligan, Matthias Schonaerts, Michael Sheen, Tom Sturridge
Calificación: ****

Como el fútbol con los entrenadores, el cine debate desde tiempos inmemoriales si el director es un mero aglutinador de especialistas, o un catalizador o reductor del talento de esos profesionales. Las obras clásicas son la mejor prueba del algodón. Thomas Vinterberg, especializado en dramas psicológicos lacerantes (Celebración, La caza) cambia de liga y adapta la novela decimonónica de Thomas Hardy.  

Respecto al buen precedente de John Schlesinger (1967), Vinterberg y su equipo recortan los trajines amorosos entre la bella Bathseba Everdene (Mulligan) y sus tres pretendientes (Schonaerts, Sheen y Sturridge) para reforzar el tema principal de la obra de Hardy, su denuncia de la sociedad victoriana. Si Dickens digitó la desigualdad extrema de las urbes, Hardy anotó que el campo no era tan bucólico como lo pintaban sus palmeros. Se pasaba menos hambre, es cierto, pero el clasismo entre los diversos escalafones de nobles, militares y terratenientes más o menos pudientes era implacable; y la dispersión de la población creaba islotes claustrofóbicos. Bathsheba es una precursora del feminismo, tomando el mando de la finca heredada, y una fémina sujeta, a su pesar, a la tiranía de las feromonas. Su decisión y carisma al frente de la finca y las dudas y bloqueos ante el sexo opuesto prueban la vigencia del texto de Hardy. Las excelentes actuaciones, Mulligan, Schonaert y Sheen en menor medida; la fotografía resaltando la belleza del entorno de Dorset y la sobria banda sonora de Craig Armstrong confirman a Vinterberg como un gran cineasta, no sólo un inteligente provocador. Y recuerda que los clásicos, los buenos, están para refrescarlos y admirarlos.  

martes, 9 de junio de 2015

Buscando a Johnny desesperadamente

Publicado en Diario de Mallorca el 9/6/15



PHOENIX

Nacionalidad: Alemania, 98 min. Director: Christian Petzhold. Actores: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Nina Kunzendorf
Calificación: ****

En La senda tenebrosa (Delmer Daves, 1947), Bogart se fuga de una prisión y acude a un cirujano plástico para mudar su rostro. Phoenix tiene un arranque similar, aunque con trasfondo más dramático. Una mujer (Hoss), ha sido liberada de un campo de concentración, pero recibió antes un disparo que desfiguró su rostro y obliga a remodelarlo, a su pesar. La película toca varios temas: a) sobrevivir psicológicamente, a un trauma extremo. La protagonista de Phoenix se creó un salvavidas, al amor hacia su marido y se abrazó a él con todas sus energías. b) sobrevivir en una economía de posguerra devastada. ¿Vale todo? ¿Hay que endurecerse, rebajar el listón ético personal para no morir de hambre? Es una opción comprensible; llevada al extremo genera desalmados como el inolvidable Harry Lime de El tercer hombre. c) ¿Se puede perder la cabeza totalmente por amor, hasta el punto de anularse a uno mismo? Hay dos temas secundarios adicionales, el exceso de celo de algunas víctimas del Holocausto o sus familiares contra simpatizantes a secas del régimen nazi. Y, en el lado opuesto, el racismo latente de ciudadanos alemanes contra los judíos incluso tras  conocerse la magnitud del genocidio. La película no acaba de afinar esos asuntos, le cuesta sobre todo remarcar la causa de la obnubilación de la mujer. Sin embargo muestra personajes en una escala de grises muy real, muy humana. Movidos más por sus miserias y traumas que por una racionalidad difícil de aplicar en esa descompresión posbélica. Una correcta ambientación, la notable actuación de Nina Hoss (Barbara) y el acertado final rematan un drama interesante sobre un tema complejo.

lunes, 1 de junio de 2015

A vista de tórtola

Publicado en Diario de Mallorca el 2/6/15



UNA PALOMA SE POSÓ EN UNA RAMA A REFLEXIONAR SOBRE LA EXISTENCIA

Nacionalidad: Suecia, 101 min. Director: Roy Andersson. Actores: Holger Andersson, Nils Westblom, Viktor Gyllenberg
Calificación: ****

¿Cómo explicar el cine de Roy Andersson? Ufff! Es, como el del tejano Wes Anderson, personalísimo, irrepetible, intransferible. El título de está película está inspirado en un cuadro de Peter Bruegel. El de la anterior (Du levande – Vosotros, los vivos) salió de un verso de Goethe. Una paloma... cierra la trilogía iniciada con Canciones del segundo piso. Tres películas sin apenas argumento. Viñetas, fogonazos, rodajas de vida en expresión clásica de publicistas, donde muestra singularidades, miserias, alegrías y tragedias de un puñado de personas corrientes o no, presentes y pretéritas. Los diálogos son parcos, casi de besugos. Cada fotograma de la película podría enmarcarse. Planos fijos, casi siempre frontales, muy abiertos; jugueteos con los elementos del fondo: la cabeza de un dinosaurio que asoma en una sala de museo, la mujer con la batidora mientras a su marido le da un infarto, una pareja discutiendo en el interior de un restaurante mientras un hombre habla por teléfono en la calle... Tonos apastelados, pellejos pálidos, casi cerúleos. Saltos temporales, el rey Carlos XII (siglo XVII) deteniéndose en un bar del siglo XXI camino de Rusia y regresando derrotado. O la emotiva la escena del bar con la camarera repartiendo chupitos a cambio de besos mientras el resto de clientes cantan un himno militar. En otra escena, más extraña aún, unos africanos son quemados vivos en un tonel metálico marca Boliden (responsable de desastres en Chile y España), y los dueños lo celebran con cava. Intenta Roy Andersson mostrar la insoportable levedad de los seres humanos desde el punto de vista de una paloma. Deja a los espectadores tan perplejos y desconcertados como al ave.