lunes, 30 de septiembre de 2013

Siempre hacia el oeste

Publicado en diario de Mallorca el 30/9/13

KON TIKI

Nacionalidad: Noruega, 118 min.  Director: Joachim Ronning, Espen Sandberg. Actores: Pal Sverre Hagen, Anders B. Christiansen, Gustaf Skaarsgard

Dejan claro los creadores del  filme que es una obra de ficción basada en el mitificado viaje de Thor Heyerdahl y acompañantes por el Pacífico en una balsa de troncos. Una vez más estamos ante una triquiñuela de marketing: Se aprovecha la historia y los personajes reales porque si los modificaran, el atractivo para el público mermaría exponencialmente. Y, con la excusa de contentar a esa audiencia, se retocan y malean las peripecias para aumentar el dramatismo de la aventura. Resultado: se nos vende como una historia de supervivencia lo que fue una aventura con riesgos bastantes controlados. Supervivencia extrema fue la vivida por Zamperini, Robertson o el pescador de García Márquez (omito La vida de Pi porque es otra ficción). Hesselberg, uno de los tripulantes de la Kon-Tiki, indica que no les faltó nunca comida, la convivencia fue excelente y los tiburones apenas les inquietaron (de hecho se zamparon veintiocho durante el viaje).

La película por tanto hay que tomarla como una ficción destinada al público infantil-juvenil: La lucha quijotesca de Heyerdahl defendiendo su peregrina teoría, la supuesta fragilidad de la balsa, la desviación de la ruta en los primeros diez días, los chapuzones indeseados, las dificultades para contactar por radio (con los medios de comunicación, por supuesto) y el amerizaje final en Polinesia han sido entre leve y gravemente exagerados por mor del espectáculo. La realización, sin el precisosismo de Ang Lee, tampoco es plana. Los actores asumen sus sencillos roles con naturalidad; la música subraya en exceso los momentos más intensos. Película entretenida y, indultando las veleidades científicas de su protagonista, contagiosa de su espíritu de aventura.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Inventando la rueda

Publicado en Diario de Mallorca el 25/9/13

JOBS

Nacionalidad: Estados Unidos, 127 min. Director: Joshua Michael Stern. Actores: Ashton Kucher, Josh Gad, Dermot Mulroney, J.K. Simmons

Huele a que los creadores y productores de este filme, además de un sincero homenaje al fundador de Apple, han buscado el exitoso rebufo de La red social. Si es así, el tiro les ha fallado por muchos motivos: David Fincher, intentando desacreditar a Mark Zuckerberg, acabó ensalzando su extrema inteligencia. Siendo Steve Jobs igual de superdotado, y con un mayor carisma y zurrón de contradicciones -un filón para un buen guionista- Jobs (la película) lo muestra soso y plano.

La falta de neutralidad hacia el personaje es palmaria. Es una hagiografía pura, una loa puntuada, demasiado espaciadamente, por corcheas de comportamientos reprobables. Se muestra, muy al principio, como timó a su socio/amigo Steve Wozniak, alguna infidelidad a sus parejas universitarias y una negación de paternidad, pero en el contexto quedan como pecadillos de juventud. Se le ve cultivando un huerto ecológico propio pero no se muestra su adscripción al budismo zen y su adoración por Gandhi, en flagrante conflicto con su querencia por el lujo extremo (mansiones, automóviles) y su aversión a la filantropía (justo lo contrario que Zuckerberg o Bill Gates). Respecto a su talento, fue más un avispado publicista que un inventor puro. Tuvo olfato para promover unos cachivaches bastante útiles y muy amigables de uso, pero no inventó la rueda. Y sus intrigas palaciegas, similares a las de Facebook y muchas otras grandes empresas (recuerden a Lord Acton), en el filme aparecen confusas y victimistas. El guión se hace largo, la realización es plana, Ashton Kucher se limita a copiar el andar simiesco del difunto. Pobre, plano homenaje a un supuesto visionario.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Depredadores

Publicado en Diario de Mallorca el 23/9/13

RUSH

Nacionalidad: Estados Unidos, 123 min. Director: Ron Howard. Actores: Chris Hemsworth, Daniel Brül, Olivia Wilde, David Calder

Gary Kasparov definió hace años las tres principales categorías de competidores: killers (depredadores), fighters (luchadores) y players (jugadores, con talento pero más justos de ambición). En 1976 los dos principales aspirantes al título de Fórmula 1 eran el inglés James Hunt y el austríaco Niki Lauda. Fue un año memorable por su encarnizada rivalidad, el accidente que casi cuesta la vida a Lauda, su acelerado regreso y el sorprendente desenlace en la última carrera de la temporada.

Al todoterreno cineasta americano Ron Howard (Viven, Apolo XIII, El código Da Vinci) la van este tipo de historias. Repite con el guionista Peter Morgan (Frost/Nixon juntos; La Reina dirigida por Stephen Frears) para profundizar en la psicología de los dos rivales. Lauda era un depredador en la pista, inteligentísimo, trabajador, meticuloso, ambicioso; y un borde (arrogante, prepotente -lo sigue siendo-) fuera de ella. Hunt era un luchador en la pista y un depredador fuera de ella, mujeriego y juerguista con pulsiones autodestructivas. A pesar de las puyas que se lanzaban en público, se admiraban en privado. Lauda, la joie de vivre, el carisma, del inglés; Hunt el autocontrol y la perseverancia del austríaco. La mano de Morgan se aprecia en esos matices psicológicos, realzados por el buen hacer de los actores Hemsworth (Thor) y Brühl (Good bye Berlin). La mano de Howard busca contentar al público más palomitero con una correcta ambientación de la época, sin un plus de riesgo en la realización o la banda sonora. La película por tanto supera a las maniqueas historias deportivas con ganadores/perdedores unidimensionales. Para los puristas del automovilismo, sin embargo, queda lejos del Grand Prix de John Frakenheimer.

sábado, 21 de septiembre de 2013

¿Más o menos que amigos?

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 19/9/13

MEMORIAS (Leni Riefenstahl, Lumen, 33,90 €)

Los planos iniciales de Olimpia están, por consenso absoluto, en el Olimpo del séptimo arte; de El triunfo de la voluntad ha dicho algún crítico que Cecil B. de Mille es un aprendiz al lado de Leni Riefenstahl. Por gracia y por culpa de estas dos obras, la realizadora teutona arrastró un estigma de por vida.

En una, cualquier autobiografía, la sinceridad absoluta es una quimera. Y al contrario, la falsedades más graves son fáciles de detectar. La mayoría de autores se mueven entre nubes y claros. Estas memorias de Riefenstahl, por su contenido, se mueven entre el sol radiante (la descripción del rodaje de Olimpia, por ejemplo, o sus periplos finales por África) y los nubarrones más oscuros, su insistencia en desmarcarse totalmente del régimen y los dirigentes nazis. 

Cuando se muestra positiva, el libro se disfruta. Su pasión por la montaña y por el cine es meridiana en los capítulos sobres sus películas del inicio de los años 30 (La luz azul, La montaña sagrada). Su tardío flechazo por el desierto es paradójico con su inconfirmada xenofobia y coherente con su espíritu aventurero y su alma de fotógrafa y cineasta.

Respecto a su amistad con Hitler su discurso es lineal y firme, equivalente en inflexibilidad a los del sátrapa: Le atrajo el magnetismo de su personalidad pero fue neutral respecto a su ideología, ni simpatizante ni crítica. Y si tuvo un acceso privilegiado a él y a su corte mayor (excepto Goebbels, al que es muy cómodo vilipendiar) fue sólo por su talento como cineasta. Suena plausible, probable, que Adolf y Leni no llegaran a ser amantes. De lo poco que cuenta de su vida amorosa se desprende que le gustaban los hombres viriles y mujeriegos. Sin embargo da la impresión de que su empatía con el dictador fue muy fuerte. Un feeling difícil de describir y que ella se sobreesfuerza por disimular. Y lleva a preguntarse quien utilizó a quien. Para ella la relación fraternal supuso tocar el cielo profesionalmente, codearse con el estado mayor de su país y permitirse desplantes a Goebbels o Himmler. Para el dictador, plantar una mujer en un entorno hiper machista y bendecir sus desplantes fue una demostración más de su poder absoluto. 

Aunque Leni demostrara que no estuvo afiliada al Partido Nacionalsocialista, viendo El triunfo de la voluntad una y diez veces es inverosímil que no comulgara con sus ideas. Por mucho que, astutamente, lo amagara en público. Hay una emotividad, una pasión latente en ese filme que transciende al puro oficio de un cineasta. Por ello, todas sus penurias en la posguerra suenan a lágrimas de cocodrilo. Y los capítulos de la 2ª guerra mundial y la posguerra exigen ser leídos con flema de cirujano. No enervarse ni contagiarse por sus reiterados plañidos de inocencia. Buscar, entre desventuras con fuerte tinte maniqueo y melodramático, los pequeños detalles que muestran su verdadera personalidad. Enérgica, talentosa, arrogante y mimada. Esa amalgama de virtudes positivas y negativas atrae y repele, y por ende, sostiene la lectura.

Remonta el libro en el tercio final. Sus aventuras en Africa con los nuba y los masai son apasionantes, con la única salvedad de que sobredramatiza las vicisitudes en la preparación de los rodajes, comunes al 99% de los proyectos similares. Y no descansó ni en el ocaso físico, a los 90 años practicaba esquí alpino y buceo. Mallorca aparece en un par de fugaces visitas, con estancias en Formentor a finales de los años 20. 

Aunque no despeja los nubarrones, el libro merece su lectura. Por los citados momentos brillantes y porque en los más dudosos, con enervante incapacidad de autocrítica, muestra una energía vital y una fortaleza de carácter envidiables.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Asalto al castillo (de naipes)

Publicado en Diario de Mallorca el 18/9/13

ASALTO AL PODER

Nacionalidad: Estados Unidos, 145 min. Director: Roland Emmerich. Actores: Chaning Tatum, Jamie Foxx, Maggie Gyllenhaal, Richard Jenkins

Con Ridley Scott, aunque decepcione una y otra vez, siempre queda la esperanza de que se escape de su lámpara el genio que alumbró Blade Runner o el primer Alien. Roland Emmerich jamás ha amagado con abrazar la verosimilitud o desatar a sus personajes de los corsés más clónicos del cine de acción. Si en Independence Day la Casa Blanca era amartillada por unos alienígenas, en Asalto al poder el enemigo está dentro. Seré canalla: el jefe de seguridad del presidente de EEUU y el presidente del Congreso de los Diputados se amotinan contra su jefe con mercenarios, bombas, bazucas y misiles por desavenencias con la política exterior. Real como la vida misma.

Repitiendo el apodo castillo para referirse al emblemático edificio, lo mejor, lo poco bueno del filme, es la recreación, las persecuciones, por el conjunto arquitectónico, Ala Oeste, Ala Este, zonas de servicio y de los servicios secretos y -guiño facilón a los espectadores adultos- los subterráneos que utilizaba Kennedy para atraer a Marilyn Monroe. También cuando vira hacia la comedia de acción (persecución rodada por los jardines), sorprende y divierte. Momentos fugaces, para que el espectador no se dé cuenta de que todo es un burdo castillo de naipes. Cuando se pone trascendental (con similares mimbres Shakeaspeare creó varios libretos magistrales) el filme es pueril, patético. En el reparto sólo a Channing Tatum se le ve suelto, porque ni su personaje ni su talento dan para más. El resto quieren y no pueden. La banda sonora recurre a Beethoven y cierra con el Street fighting man de los Stones. Otra película de acción de Emmerich, exagerada, desmesurada y descerebrada.

Corazones partíos

Publicado en Diario de Mallorca el 17/9/13

LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA

Nacionalidad: España, 100 min. Director: Daniel Sánchez-Arévalo. Actores: Quim Gutiérrez, Antonio de la Torre, Veronica Echegui, Roberto Álamo

La evolución de Daniel Sánchez-Arévalo desde el drama (Azuloscurocasinegro) a dramedia (Gordos) y comedia (Primos) indica sana ambición y arrojo. Su confirmación, sin embargo, se hace esperar. Primero, porque no presta atención a la importancia de la premisa cómica. En La gran familia española es muy forzada: un chico de 18 años se casa con su novia desde hace una década con la mala suerte de que la fecha coincide con la final del mundial de Sudáfrica de 2010. Y a mitad de ceremonia a su padre le da un infarto. Además, en el desarrollo sucumbe a recursos tan trillados como un doble triángulo amoroso o un misterio sobre paternidad dudosa. Segundo, porque tampoco afina los personajes. El perfil de los cinco hermanos es un deja vu: el guapo, admirable y admirado, el deprimente depresivo, el grisáceo inseguro, el simpático tarado y el atolondrado benjamín. Tercero, porque no se aprecia un estilo, una voz propia. En esta película oscila entre lo mejor de Frank Capra y lo peor de Guillaume Canet con flashes de Wes Anderson. La banda sonora es otro no puedo o no quiero: pop blandito americano que insinúa desprecio por el español y ausencia del riesgo (originalidad) que sí toma Wes Anderson. 
Y a pesar de todo esto, Sánchez-Arévalo tiene toques de gran cineasta. La escena que intercala las reuniones de las familias de los contrayentes por separado es antológica. Buena también la del seudoconfesionario con Latorre, Álamo y la niña, y algunos diálogos. La gran familia española entretiene, sin más, y mantiene la esperanza de que su director logre crear algún día una gran comedia.

jueves, 12 de septiembre de 2013

De sol a sol

Publicado en Diario de Mallorca el 11/9/13

LA PLAGA

Nacionalidad: España, 80 min. Director: Neus Ballus. Actores: Maria Ros, Raul Molist, Iurie Timbur

Aprovechando loables ayudas de las autoridades catalanas y europeas, La plaga es un documental llamémosle costumbrista. En el buen sentido del término, no con las connotaciones nostálgicas y acarameladas de muchas series televisivas y algunos largometrajes. El filme sigue a un puñado de personas reales que viven fora vila de una gran ciudad durante una ola de calor estival. Se trata de un modesto payés catalán, su ayudante moldavo, una meretriz entrada en años, una octogenaria vecina y una filipina que trabaja en una residencia de ancianos. La acción es mínima: la lucha del payés contra inclemencias meteorológicas y zoológicas, el desarraigo de los inmigrantes, compensado en parte por la afición del hombre a la lucha libre y el cariño que toma la asiática a sus pacientes; la soledad de la meretriz y las penúltimas bocanadas de vida de la mujer mayor. Sólo por esta última (María Ros, que falleció poco después del rodaje) merece la pena ver la película: con un físico menudo y triturado (escoleosis galopante, insuficiencia respiratoria) mantiene la cabeza lucidísima y una energía, fuerza de voluntad y simpatía (carisma, en una palabra) que cortan la respiración. Si la película la hubiera seguido sólo a ella tendría igual o mayor gancho. Los demás, gracias a la directora y guionista del filme, no provocan admiración pero tampoco compasión, y juntos suponen la antítesis, menos dramática, más auténtica, que los de Babel de Iñarritu. Para desmarcarse de formatos televisivos la realización recurre a un virado de color que acentúa el sofocón y unos atinados guitarreos inspirados en Ry Cooder. Documental modesto con algunos momentos muy emotivos.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Remordiéndose

Publicado en Diario de Mallorca el 8/9/13

CRUCE DE CAMINOS

Nacionalidad: Estados Unidos, 140 min. Director: Derek Cianfrance. Actores: Ryan Gosling, Bradley Cooper, Eva Mendes, Ben Mendelhson, Ray Liotta

Unos lo llaman duende, otros inspiración, otros talento innato. Surgiendo sin tropiezos genera obras o actuaciones magistrales. Cuando la materia gris no es tan excelsa queda una sensación agridulce. Ryan Gosling acumula dos merecidas nominaciones a los Oscars por Half Nelson y Drive; Ray Liotta sigue impactando en cada visionado de Uno de los nuestros; Ben Mendelsohn bordó su villanía en Animal Kingdom. Los tres muestran en Cruce de caminos que son actores de raza. Aunque comiencen a abusar de los gestos y registros que les han encumbrado, cuando aparecen se comen la pantalla. A su lado Bradley Cooper se esfuerza; Eva Mendes transmite muy poco.

Con guión y dirección ocurre algo similar. Derek Cianfrance (Blue Valentine) muestra una sana ambición por bucear en personajes y sentimientos turbulentos. De la historia de este filme sólo se puede contar que está ambientada en una comarca boscosa del estado de Nueva York y va de cuatro hombres, un delincuente, un policía y los hijos de ambos. Salta con pulcritud de uno a otro y remata con el tema de los remordimientos. Cianfrance se acerca por momentos a Dennis Lehane (novelas Mystic river y Shutter island, varios guiones de The wire); sigue meritoriamente su senda aunque sin alcanzarle. Hay goznes que chirrían (el padre del poli, el 'hoyo en uno' – metafórico- del motorista, diálogos y banda sonora muy previsibles). Y en el tema, no acaba de auparse desde los remordimientos (bien desarrollados) al escalón superior, la expiación (ejemplo cumbre es Lord Jim de Conrad). Con limitado duende, Cruce de caminos es un digno thriller con medio puñado de grandes actores.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Disciplina austriaca

Publicado en Diario de Mallorca el 4/9/13

PARAISO - ESPERANZA

Nacionalidad: Austria, Suiza, Alemania, Francia, 100 min. Director: Ulrich Seidl. Actores: Melanie Lenz, Joseph Lorenz, Verena Lehbauer, Johanna Schmid

La trilogía del cineasta Ulrich Seidl se cierra con un tema menos polémico, menos incómodo. Ligadas las tres películas por el leve vínculo familiar de las protagonistas, el cineasta sigue ahora a la hija de la mujer que se fue de picos pardos a Kenia. Tras una fugaz parada en casa de la beata tía, Melanie acude a un campamento de verano especializado en chicos obesos. Allí sufre la disciplina del centro, comete alguna travesura adolescente y se enamora del médico del centro, un atractivo hombre maduro. Hay dos temas marcados: En el de los trastornos alimentarios apenas se profundiza. A los chicos les hacen sudar y sufrir, pero sin pasarse. Se divierten entre ellos y sobrellevan la disciplina seudocastrense. Tampoco se plantean las causas de su obesidad. Varios comentan que sus padres están separados, y de la protagonista sabemos que su madre también está rellenita, poco más. El segundo asunto, la relación entre una menor de edad y un adulto, es lo que atrapa al espectador. Y aquí Seidl se contiene, para bien. La chica sufre más pero tiene menos que perder, el adulto se juega muchísimo; su proceso interior, sus dudas, se tratan con extremada sutileza y verismo.

Como pieza independiente, a Paraíso-Esperanza le falta la contundencia de las dos anteriores. Sin embargo cierra bien el círculo. Muestra que uno de los países que se postulan como adalides de la sensatez en tiempos actuales no lo es tanto. Salvo en ética política y (presumible) bienhacer económico, su sociedad está corroída por males (turismo como desahogo, fundamentalismos religiosos, mala alimentación endémica) comunes, por desgracia, a naciones muy o poco desarrolladas. 

lunes, 2 de septiembre de 2013

La ley del río

Publicado en Diario de Mallorca el 2/9/13

MUD

Nacionalidad: Estados Unidos, 130 min. Director: Jeff Nichols. Actores: Matthew McConaghey, Tye Sheridan, Jacob Loftland, Sam Shepard

Tras la excelente Take shelter, el cineasta Jeff Nichols se muda a Arkansas, un anodino estado del sureste americano, y un anodino rio de ese estado, para narrar la historia de un fugitivo por delito de sangre (McConaghey) que embauca a unos chicos para que le ayuden. O, invirtiendo la cámara, la historia de un chico (Sheridan) que recibe la primera lección/bofetada de lo que es ser adulto por ayudar a ese fugitivo.

Contado así, suena a película del oeste. Sin embargo la especialidad, el estilo de Nichols, va más por los serpenteos psicológicos de sus protagonistas, con un puntual recurso a las armas. La sencillez argumental de la película anterior se troca en una dispersión de tramas: el amor fou del protagonista, la indecisión de su amada, la inconsciencia juvenil de los jóvenes, el divorcio de los padres del chico, su primer escarceo amoroso, la vendetta de los perseguidores y el misterioso vecino. El filme es largo y se sostiene, con un poco de paciencia, por la fascinación que ejerce el fugitivo (su nombre da título a la película) redoblada con el físico y una gran actuación de McConaghey. La edad de los chavales (catorce años) es otro acierto, ni demasiado frágiles ni creciditos. El personaje de Sam Shepard es el más inverosímil y literario en sentido positivo. Y se agradece cómo integra Nichols la naturaleza en el guión: las viviendas flotantes, la lancha empotrada en un árbol por una lejana inundación... sin sordidez ni regodeos visuales. Película más dispersa y menos profunda que Take shelter pero con un atractivo equilibrio entre historia de aventuras y drama psicológico.