martes, 29 de octubre de 2013

El primer amor

Publicado en Diario de Mallorca el 29/10/13

LA VIDA DE ADELE


Nacionalidad: Francia, 175 min. Director: Abdellatif Ketiche. Actores: Adéle Exarchopoulos, Lea Seydoux, Salim Kechiouche

Arrancaré con el juego de las (odiosas) comparaciones: La vida de Adéle es como un Rohmer muy ambicioso. O, a la inversa, como un Malick domado, sin su costra megalomaníaca. La película cuenta una década en la vida de su protagonista (Exarchopoulos). Una chica muy corriente; rellenita pero atractiva, familia de clase media-media en una ciudad de provincias. Arranca en el instituto, ella sale con un chico y se enamora después de una chica, incipiente pintora, (Seydoux). Para Adéle es su primer, su gran, su único amor.

Con esa trama tan simple, sin crímenes, sin viajes iniciáticos, sin sucesos extraordinarios, las tres horas de película pasan volando. ¿Cómo? Se puede apelar a la magia del cine o, mejor aún, a la de los buenos contadores de historias. La cámara sigue todo el rato a la chica. Cerrando mucho el plano, concentrándose en su expresiva mirada. El guión, los diálogos, aciertan al avanzar la mínima historia con naturalidad y mucha sutileza. Y en sacar lo mejor del personaje. No tiene nada especial y lo tiene. ¿Por qué? Quizás porque es una persona bastante honesta y que lo da todo. Al contrario que su amada, más egoísta, más revirada. Pero nunca se cae en el culebrón. Las pasiones y las diferencias se transmiten con miradas, entrelineados, detalles del contexto. Ahí las dos actrices, Exarchopoulos sobre todo, bordan sus papeles. El único exceso del director, para poner a prueba al espectador (como los brotes violentos de Haneke hasta hace poco), es una larga escena de sexo explícito femenino, y otra más breve hetero. Mínimo peaje para una película redonda, por su sencillez, por su universalidad, por sus soberbias actuaciones.

viernes, 25 de octubre de 2013

Iluminados

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 24/10/13

BIOPICS POLEMICOS



El final de verano y el inicio de otoño traen varios biopics a la gran pantalla sobre tres personajes con fama debida a motivos muy diferentes: Steve Jobs, Julian Assange y Thor Heyerdal.

El aventurero sueco es el menos controvertido. Su periplo con la balsa Kon Tiki provocó muchas alabanzas en su momento. Sin embargo su legado no es tan luminoso como se intenta hacer creer. Su tesis de que se podía viajar desde Sudamérica hasta Oceanía con embarcaciones muy primitivas (o poco evolucionadas, en eufemismo de moda) no ha sido refutada. Su generalización, sostener que una destacada porción de la colonización de Polinesia tuvo ese origen, sólo la defienden sus más ingenuos seguidores. Se ha refutado con sentido común: si hay menos distancia desde el sudeste asiático era más lógico, y probable, que los humanos de entonces fueran saltando de isla a isla. Y se ha acabado corroborando con estudios genéticos.

Los otros dos filmes, Jobs y El quinto poder tratan sobre dos personas tan carismáticas como polémicas: Steve Jobs y Julian Assange. Jobs apunta algunas aristas de su carácter (pesetero, desagradecido, puntualmente irascible) pero en conjunto es un retrato amable, centrado en su (supuesta) dote de visionario. Amable porque oculta otros defectos más graves: su presunto conocimiento, o dolosa negativa a hacerlo, de la explotación de trabajadores asiáticos (ayudando a incrementar su fortuna), el abuso de la ingeniería fiscal a nivel planetario para pagar un mínimo de impuestos (ayudando a incrementar su fortuna) o su aversión a la filantropía, a diferencia de Bill Gates, George Soros, Mark Zuckerberg o la difunta esposa del dueño de Zara.

A Julian Assange se le presenta casi como el último David, el hombre que se enfrenta a la nación más poderosa (en tecnología militar) del planeta, el que desnuda al rey y muestra al mundo la suprema hipocresía de éste. Los eventos posteriores han mostrado que el que ha pagado los platos rotos ha sido el/la ingenuo soldado Manning. Y aunque el topetazo de Assange con la ley sueca esté en la borrosa frontera de lo reprochable y lo ilegal, sus últimas acciones y declaraciones muestran un carácter voluble y pagado de sí mismo.

Es evidente que ambos biopics han intentado seguir la estela del inesperado éxito de La red social. Con resultado fallido en ambas. Una hipótesis (personal): Mark Zuckerberg, por su intraversión, era alérgico a la exposición mediática. Cuando el guionista Aaron Sorkin y el director David Fincher le hincaron el diente, muy poca gente tenía una idea preconcebida sobre él. Despertaba una cierta admiración por el éxito de Facebook, poco más. Sorkin y Fincher mostraron la paradoja de que el creador de un producto que unía, ayudaba a relacionarse, a la gente de una forma nueva y sorprendente, era un tarado emocional. Pero también mostraban a un hombre inteligentísimo y modesto.

Steve Jobs y Julian Assange sin embargo, eran/son superegos, muy inteligentes y muy narcisistas. Es muy difícil formarse una opinión ecuánime de ellos. O se les aprecia o se les rechaza en grado variable. En Jobs y El quinto poder los creadores de ambos filmes se han decantado, con más o menos disimulo, del lado de los retratados, provocando unos filmes blandos y previsibles. (Paradoja final: Sorkin -El ala oeste de la Casa Blanca, Moneyball, Algunos hombres buenos- gasta fama de igual de desatado narcisismo)

martes, 22 de octubre de 2013

Dos hombres y miles de secretos

Publicado en Diario de Mallorca el 22/10/13

EL QUINTO PODER

Nacionalidad: Estados Unidos, Bélgica, 124 min. Director: Bill Condon. Actores: Benedict Cumberbach, Daniel Bruhl, David Thewlis, Laura Linney

En un mundo ideal (utópico) no habría secretos. Toda la información circularía de modo fluido y honesto. En un mundo desalmado la información es controlada y manipulada por los más poderosos. El mundo real oscila entre ambos. Al fundar Wikileaks, Julian Assange asumió dos premisas: 1) Que los gobernantes actuales están casi en el extremo distópico. 2) Que cualquier retoque de una información, tachar un nombre, cambiar una coma, suponía equipararse (moralmente) con los censores/manipuladores a los que quería combatir. Éstos, sincera o torticeramente, contraatacaban que no filtrar suponía poner vidas en juego.

Este es el cogollo temático de El quinto poder. El que justifica el enfrentamiento entre Assange y uno de sus colegas, Daniel Berg y que está bien desarrollado en el tramo final. Sin  embargo la película flojea en otros apartados. Como los creadores del filme adaptan la versión del socio de Assange, se acaban poniendo de su lado con demasiado descaro. Además su relación personal tiene tintes de culebrón; los diálogos son poco creíbles, salvo momentos muy puntuales. El carisma, egocentrismo y maquiavelismo del australiano son confusos, a pesar de una buena actuación de Cumberbach, reforzada por su poderosísimo físico. Una vez más, Bill Condon y sus guionistas quedan lejos del listón puesto por David Fincher/Aaron Sorkin en La red social. Volviendo al platillo positivo, los actores secundarios (Daniel Bruhl, David Thewlis, Laura Linney, Stanley Tucci) levantan sus limitadas apariciones. Así, El quinto poder resulta una película irregular, bienintencionada y con un gran elenco. Acierta planteando el tema global, los logros y fisuras de Wikileaks; se resiente como retrato de Assange, sus virtudes y contradicciones.

domingo, 20 de octubre de 2013

No son pescadores

Publicado en Diario de Mallorca el 20/10/13

CAPITAN PHILIPS

Nacionalidad: Estados Unidos, 134 min. Director: Paul Greengrass. Actores: Tom Hanks, Barkhad Abdi, Barkhad Abddirahman, Faysal Ahmed

Paul Greengrass (segunda y tercera entregas de la saga Bourne; United 93) es un director que, sin virtuosismos, renunciando a un sello de autor, tiene claro como muy pocos su oficio, su función: agarrar al espectador por el cuello, meterlo en la gran pantalla y hacerle sufrir tanto o más que a los protagonistas. Es lo que hace en Capitán Philips, recreando el asalto real de unos piratas somalíes a un carguero norteamericano en 2009. Con una realización sobria, un ritmo impecable y una buena combinación de actores (magistral Tom Hanks, olisquea su tercer Oscar) e intérpretes no profesionales. Con un guión que hila fino; no sólo saltando de un escenario a otro (carguero, localidad somalí, buques de guerra) sino en el engranado de los personajes. El líder de los piratas tiene la suficiente inteligencia y valor para estar a la altura del otro capitán; sus compañeros tienen roles bien definidos, el buenazo, el bruto y el alocado. Algo más difusa  aparece la tripulación occidental. Y se concede voz, de pasada, a los motivos y las contradicciones de los maleantes.

Como película de acción, Capitán Philips es casi (o sin casi) perfecta. Como reconstrucción de unos hechos reales aparece un gran interrogante: ¿fue el capitán tan valiente como lo pintan aquí o fue arrogante e inconsciente como le acusan varios miembros de su tripulación? Eso despierta, sin llegar al extremo de La noche más oscura, un debate ético: Una obra de ficción es ficción, por supuesto. Pero cuando se basa en hechos reales debería ser, o parecer, ecuánime. Con astucia, el cine o la literatura pueden distorsionar la percepción de millones de personas sobre algunos sucesos. Como este.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El día más infeliz del profesor Shkolnik

Publicado en Diario de Mallorca el 16/10/13

PIE DE PAGINA

Nacionalidad: Israel, 105 min. Director: Joseph Cedar. Actores: Shlomo Bar-Aba, Lior Ashkenazi, Alma Zack

Dos profesores universitarios aspiran al Premio Israel, equivalente a nuestro Premio Nacional de Cultura, Eliezer Shkolnik y Uriel Shkolnik. Los dos, profundos estudiosos del Talmud, texto seminal de la cultura y religión judías. Los dos, padre e hijo, con formas de ser antagónicas. El mayor es retraído, casi un eremita, riguroso y puntilloso en su trabajo, alérgico a su divulgación por exceso de perfeccionismo y por lo que considera una lejana puñalada trapera del actual presidente del jurado. El hijo es resolutivo, hiperactivo y gran relaciones públicas.

En un análisis rápido, Pie de página es una historia de rencillas universitarias y desencuentros familiares contada con mucha gracia, un dramedia con similitudes a Amelie o algunas comedias juveniles (estructura capitular, voz en off irónica, música juguetona). Sin embargo va mucho más allá. Es un atinadísimo retrato de la condición humana, extrapolable a otros gremios, países y culturas. Por un lado pone el dedo en la llaga de la vanidad, la gente que no esconde sus ambiciones y la que se arropa de una sincera o falsa modestia. El premio (todos los premios) fomentan la superación y provocan de rebote el juego sucio y el engreimiento. Por otro, el filme hace una disección profunda, limpia e indolora de las complejas relaciones paterno-filiales. Los flujos y reflujos amor-celos, admiración-desdén, afinidad genética y desgaste por la convivencia. La película suelta todo eso a borbotones, con cierta confusión. Hay una escena antológica (la reunión en un cuartito del ministerio), unos personajes secundarios creíbles (el antagonista del padre, las mujeres de ambos), una realización acertadísima en tono y ritmo, unas actuaciones convincentes y sobre todo mucha humanidad, con minúsculas.

Laberinto de obsesiones

Publicado en Diario de Mallorca el 15/10/13

PRISIONEROS

Nacionalidad: Estados Unidos, 146 min. Director: Dennis Villeneuve. Actores: Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Melissa Leo

Dennis Villeneuve es el director de la magistral (y durísima) Incendies. Con Prisioneros se adentra en el bosque de los estallidos de irracionalidad (a nivel de comunidades locales) en personas aparentemente corrientes y centradas. Tema que ha dado grandes obras (Perros de paja, Deliverance, La caza de Saura o la homónima de Vinterberg).

El guión de Prisioneros (Aaron Guzikowski) es complejo y algo espeso. La trama y los personajes principales dan juego: dos niñas desaparecidas, aparentemente a manos de un pederasta y dos hombres en su busca con pulsiones diferentes: un policía (Gyllenhaal) calmado, metódico y respetuoso con la ley; el padre de una de las niñas (Jackman) impulsivo, hiperactivo, desacomplejado. Cree que el factor tiempo es esencial y se salta la ley y los derechos humanos guiado por unos indicios muy débiles. Esa trama está bien desarrollada, y los dos actores confirman su gran talento. Un tercer personaje (Melissa Leo, Oscar por The fighter) es clave y borda su papel. El desenlace, tras un largo segundo acto, remonta el vuelo. Sin embargo, en el lado opuesto hay fisuras de aluminosis: Constantes tics de bestseller, suspense forzado, momentos puntuales de violencia y la sensación de que se dosifica información relevante a conveniencia del guionista. La mujer de Jackman. la segunda pareja o el capitán de policía son convidados de piedra. Y los dos sospechosos caen en el peor estereotipo de supuestos pederastas. Todo ello resta fuerza a la reflexión sobre los brotes de irracionalidad, justificándolos con una vaga referencia al laberinto de nuestras mentes. Sin embargo el tema, el suspense y las grandes actuaciones dejan un buen rescoldo.

jueves, 10 de octubre de 2013

Buscando al hombre imperfecto

Publicado en Diario de Mallorca el 9/10/13

GLORIA

Nacionalidad: Chile, 102 min. Director: Sebastian Lelio. Actores: Paulina Garcia, Sergio Hernandez, Diego Fontecilla

Siendo un drama correcto, Gloria peca de un muy limitado riesgo. La protagonista (el título juega con su nombre y la canción de Eros Ramazzotti) es una mujer mayor  separada, con hijos, nietos y trabajo estable que busca sin prisa un nuevo amor. Una mujer corriente. Demasiado. En un salón de baile conoce a Rodolfo, de edad similar. Comienzan a salir y hay buenas vibraciones pero él no da un paso adelante porque no ha roto del todo con su ex y sus hijas no quieren alzar el vuelo.

Ese es todo el conflicto de la película. Algo escaso. Ella es una persona voluntariosa, sin llegar a ser una luchadora. Sufre un bajón sin llegar a la depresión o la autodestrucción. Él, por su parte, es un calzonazos, el perro del hortelano, infeliz e incapaz de dar un paso adelante para remediarlo. La vida de ninguno de los dos está realmente en jaque. Sueñan con algo mejor pero no pueden quejarse de lo que tienen. A ella le falta un punto de locura, o de carisma; una afición, una meta, atractivos. Él no es ni un canalla ni un caradura simpático; es un pobre hombre, a secas. La ambientación urbana, barrios de clase media-media, tampoco ayuda. Y la película se queda en tierra de nadie. No se atreve a tensar el drama (Elegy, Amor), explorar la comedia o tragicomedia, ni cuaja como historia romántica (Sol de otoño, Los puentes de Madison). Se salva por una excelente actuación de Paulina García, no correspondida por un pasable Sergio Hernandez. Película de cierto interés para el público de esa generación, sin llegar a trascender.

lunes, 7 de octubre de 2013

Metralla espacial

Publicado en Diario de Mallorca el 7/10/13

GRAVITY

Nacionalidad: Estados Unidos, 90 min.  Director: Alfonso Cuarón. Actores: Sandra Bullock, George Clooney

Unos astronautas reparando un telescopio. La destrucción fallida de un satélite. Detritus tecnológicos circunvalando el planeta a velocidad supersónica y sembrando el caos en las diversas estaciones espaciales. Dos náufragos espaciales (Bullock, Clooney) con reservas de oxigeno y energía limitadas. Y la metralla volviendo, como una mala pesadilla, cada noventa minutos.


El argumento ideado por Alfonso y Jonás Cuaron es de una sencillez extrema, y a la vez, como en historias similares, un campo minado: a) con uno o dos personajes, se tiende al monólogo, y la verborrea es un arma de doble filo. b) Deben sucederse muchos incidentes para compensar la escasez de personajes; sin caer en el vale todo o en la acción alocada. Los creadores superan ambas peligros con mucho talento, logrando hacer plausible un suceso altamente improbable. Además los personajes tienen el suficiente juego para entenderse y complementarse: él (Clooney) parlanchín y experimentado; ella (Bullock) introvertida por un pasado que, eso sí, tiene tintes de melodrama. Salvo esa mínima concesión a la galería, la película construye un suspense muy bien dosificado y escalonado: Las sucesivas opciones de supervivencia por un lado y por otro la oscilación constante entre la esperanza y la desesperación, mantener la cabeza fría o tirar la toalla. La realización es impecable. Todos los detalles cuidadísimos y alterna bien los planos muy generales, para transmitir las sensaciones de estar a miles de metros de altura, con planos medios, cortos y puntualmente subjetivos. La música juega bien con crescendos dramáticos (excesivamente quizás) y acongojantes silencios. Bullock, magistral. El filme dura noventa minutos y parece que han sido quince. Historia muy original con suspense comedido e inteligente.

Cuatro historias

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 3/10/13

PASEO DE RONDA

1.Tras constatar que la única forma de habitar Marte es adaptando la fisiología de los humanos a su extrema climatología, se pone en marcha un experimento extremo, brutal física y psicológicamente. Tras el fallecimiento del primer cobaya, el siguiente comprende que la única probabilidad de éxito, de supervivencia, pasa por aceptar con todas las consecuencias que dejará de ser un humano. Que se va a convertir en un reptil. La novela Homo Plus (1976) ganó el premio Nebula de ciencia ficción.
2.La humanidad descubre una serie de pórticos que acceden a las riquezas de la galaxia. Con un precio, se envían naves con destino preprogramado y desconocido. En una de esa misiones dos naves se ven obligadas a poner popa con popa y, tras aplicar la máxima potencia, sólo una logra regresar a la Tierra. Su tripulante, con agudo síndrome del superviviente, acude a un psiquiatra. El terapeuta, incapaz de levantar su ánimo, le espeta al final (frase aproximada) “Tienes todo el derecho del mundo a sentirte culpable. Pero eso implica que tienes capacidad de llorar, de sentir. Yo, que soy un robot, ni siquiera alcanzo eso”. La novela Pórtico (1977) ganó los premios Hugo, Locus, Nebula y John W. Campbell. Su autor (y de Homo Plus), Frederik Pohl, falleció a principios de septiembre.


3.Unos padres se van de viaje en coche por Japón con su hija de diez años. Se pierden por una carretera y llegan a un parque temático abandonado. Los padres son víctimas de un embrujo; la chica vive un montón de extrañas y fascinantes aventuras intentando liberarlos. La película El viaje de Chichiro ganó el Oso de Oro en Berlín y el Oscar a la mejor película de animación. Su director, Hayao Miyazaki, anunció hace poco que tiraba la toalla.

4. Joe Spork es el hijo de un habilidoso ladrón que sobrevive arreglando  mecanismos de relojería. Un día le llega un libro con unas complejas entrañas. Al repararlo inicia inconscientemente la cuenta atrás del juicio final. Así contado, el argumento de Angelmaker (Nick Harkaway, no traducido al castellano) parece bizarro. Lo es, y también una fascinante mezcla de aventura, humor y tragedia guiada por unas decididas y decisivas abejas.


5.En todo el aluvión de películas de ciencia ficción que me he tragado este verano no he apreciado ni una migaja de la creatividad, el modelado de personajes y la profundidad de autores como Pohl, Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Joe Haldeman, Ursula K. Le Guin, Orson Scott Card, Dan Simmons y resto de contemporáneos de los años 60, 70 y 80. Pohl y Miyazaki, dos soberbios narradores de historias menos. Y pocos autores se ven, con su mezcla de originalidad y modestia, capaces de relevarlos. Harkaway es una de las escasas promesas.

miércoles, 2 de octubre de 2013

La venus navarra

Publicado en Diario de Mallorca el 1/10/13

LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI

Nacionalidad: España, 119 min. Director: Alex de la Iglesia. Actores: Mario Casas, Hugo Silva, Carmen Maura, Carolina Bang

En su irregular trayectoria, a Alex de la Iglesia no se lo ha tragado la tierra, como a Juanma Bajo Ulloa, pero tampoco ha logrado saltar un estadio como J.A. Bayona o el mejicano Guillermo del Toro. Tras los tropezones de Balada triste de trompeta y La chispa de la vida, regresa a las umbrías del norte con una comedia negra de terror y fantasía.


Como era de esperar y temer, De la Iglesia y su perenne guionista Guerricaechevarría, vuelven a evidenciar imaginación desbordante, genuina capacidad de provocación y a la vez arritmias y dermatitis. El arranque es potentísimo, con la sorprendente banda de atracadores en la madrileña Puerta del Sol; el tramo de road movie decae progresivamente; el desenlace en la mitificada localidad navarra es lógico y apañado. A nivel temático, otra jugada astuta: inicia con un calculado machismo (las quejas de los padres divorciados) y lo invierte al final con el triunfo del matriarcado a la vasca (el banquete necrófilo). La aparición de la monstruosa venus es un gran hallazgo. Los creadores no profundizan apenas en ese tema (La diosa blanca de Graves sigue siendo el referente máximo) pero aderezan un buen puchero de leyendas populares, cinefilia y humor escatológico. La trama amorosa (Silva y Bang) suena impostada. Los actores se lo pasan en grande, desde las veteranas (Maura, Terele Pávez), la nueva generación (Casas, Silva, Bang), hasta el rosario de secundarios (Segura, Villén, Barranco, Areces). La comedia de (semi) terror es un género en el que Alex de la Iglesia disfruta y hace pasar un buen rato a los espectadores. No hay que pedirle más.