jueves, 28 de enero de 2010

Duelo en la alcoba

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 28/1/10

CINE. El éxito de Avatar y otras superproducciones (Star Trek, las últimas secuelas de Harry Potter, Ice age, Transformers o Crepúsculo) han hecho que Hollywood supere rápido la depresión por la crisis económica. Como en los últimos años, Hollywood ha sido capaz de complementar esos éxitos con un par de docenas de filmes ensalzados por los críticos. Hay además un asunto de alcoba que apunta el morbo mediático perfecto para dar vida a la próxima edición de los Oscars:

James Cameron. Dudoso que Avatar repita las once estatuillas de Titanic (salvo espectacular e inescrupulosa ofensiva de la Fox), pero tiene garantizados los premios de los efectos especiales y, posiblemente, alguno de los principales.

Katherine Bigelow. La directora de En tierra hostil (The hurt Locker) ofrece lo contrario que su ex marido (Cameron), menos utopías futuras y más apego a la cruda realidad del presente. Concretamente la guerra de Irak a través de la arriesgada labor de una unidad de desactivadores de explosivos.

Clint Eastwood. Como Woody Allen, como hermanos Coen, sufre una envidiable fiebre creativa que le lleva a estar entre los finalistas de cada año. Esta edición participa con Invictus. El buen recuerdo de la labor de Nelson Mandela y el creciente poder de la comunidad afroamericana en Estados Unidos pueden convertirle en árbitro del duelo Cameron-Bigelow.

Meryl Streep. Julie & Julia es una comedia ligera y blanda en la que Streep aprovecha las dos secuencias clave para lucirse. Es la opción del “malo conocido” si ninguna contendiente logra descollar más

George Clooney. Todos alaban su interpretación en Up in the air, comedia dirigida por Jason Reitman (Juno) que también peleará por el trofeo al mejor guión.

Christoph Waltz. Suena muy fuerte como mejor actor secundario por su excelente encarnación de un detective nazi en Malditos bastardos. Tarantino aspirará una vez más, y con cuestionable merecimiento, al premio al mejor guión original

Gabourey Sidibe. Protagonista de la película indie que se puede colar entre las aspirantes por su calidad y por el apoyo de la famosa presentadora Oprah Winfrey. Precious adapta la novela Push, de la premiada escritora Sapphire, y trata, con autenticidad y valentía, una historia de incesto en Harlem hace dos décadas.

Hermanos Coen. Un tipo serio les ha salido demasiado seria y además critican veladamente a sus correligionarios hebreos. Dudosas posibilidades, pero tienen el nombre y el talento suficiente como para dar guerra.

En conjunto se aprecia, y agradece, el interés por temas político-sociales: el ingenuo ecologismo, el contundente repaso a la guerra de Irak, el positivista homenaje a Nelson Mandela o la crudeza de las violaciones incestuosas. El próximo 7-8 de marzo, sabremos quien gana el duelo de alcoba, Cameron, Bigelow o el tercero en discordia, Eastwood.

martes, 26 de enero de 2010

A la deriva

Publicado en Diario de Mallorca el 26/1/10

UP IN THE AIR

Nacionalidad: Estados Unidos, 109 min. Director: Jason Reitman. Actores: George Clooney, Vera Farmiga, Anna Kendrick, Jason Bateman

Es difícil empatizar con un ejecutivo que pasa 322 días al año volando en primera y durmiendo en hoteles de cuatro estrellas. Cuya única meta vital de alcanzar 10 millones de millas (16 millones de kms.) en el aire y su profesión es despedir a gente, dar la cara por los cobardes jefes que le han subcontratado. Y que además se vende como un gurú del éxito profesional, dando conferencias a recién parados sobre cómo rehacer sus vidas.

Tras el éxito de Juno, Jason Reitman ha adaptado una novelita de Walter Kirn. Descartando la sátira fácil ha llevado la historia hacia un terreno más humano. El protagonista (Clooney) ha pulido una fórmula para que su labor de matarife sea, es un decir, lo menos dolorosa posible. La becaria sabihonda (Kendrick) y el intento de despedir por videoconferencia reafirman la idoneidad de su método. Los tres protagonistas, el ejecutivo, su amante (Farmiga) y la novata sufren un invertido síndrome del viajero: lo que muchos odiamos de viajar (controles de seguridad, salas de espera, comida insulsa) es para ellos su casa. Sus relaciones sentimentales se mueven entre la inestabilidad y la falsedad. Sus vidas van a la deriva, como las de todos los que han despedido. Sus intentos de tomar tierra son torpes o traumáticos.

Up in the air es una comedia agridulce, con alguna concesión al gran público (la boda) pinitos creativos en el montaje y gran reparto. Con un enfoque menos ególatra que el de Michael Moore, Reitman brinda una reflexión mucho más convincente sobre los daños colaterales de la crisis económica.

domingo, 24 de enero de 2010

Guido, Guido.

Publicado en Diario de Mallorca el 24/1/10

NINE

Nacionalidad: Estados Unidos, 118 min. Director: Rob Howard. Actores: Daniel Day Lewis, Marion Cotillard, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Judi Dench

Paradoja de la globalización o salsa césar del show business: Adaptación a Broadway de 8 ½ de Fellini con título inglés, director americano, actor principal inglés y actrices francesa, española y australiana. Otra anécdota de la empanada geográfica de los yanquis: el musical de Broadway lo protagonizaron sucesivamente el portorriqueño Raúl Juliá y el andaluz Antonio Banderas; Javier Bardem fue la primera opción para el cine. Del país transalpino, bellos paisajes, lujosos hoteles y la reina mamma Sofia Loren. La historia: Pocos días antes del inicio del rodaje, un director de cine (Day Lewis) sufre bloqueo creativo y desmadre emotivo, dudando entre abnegada consorte (Cotillard), apasionada querida (Cruz) y sucesivas tentaciones (Kidman, Hudson).

Rob Marshall ha intentado repetir con Nine el éxito de Chicago. Elección dudosa: El homenaje a Fellini y las desventuras de un creador pueden tener gracia en un musical; en cine es la cienmilésima versión de La noche americana. A Daniel Day Lewis, aún siendo un gran actor, le falta el carisma, el encanto, el arte de matarlas callando y sonriendo de Marcello Mastroianni. Nicole Kidman es la antítesis física de Claudia Cardinale o Anita Ekberg. Penélope y Cotillard cumplen pero no emocionan. Judi Dench está magnífica; la mejor a pesar de, o gracias a, su discreto papel. Los números musicales son neutros, vadrían igual para una gala de MTV. La realización tiene buen ritmo pero abusa de los travellings laterales de la cámara. Para los amantes del musical, Nine es una buena adaptación del espectáculo de Broadway con cotizado reparto. Los cinéfilos que recuerden a Fellini y añoren a Mastroianni, abstenerse.

lunes, 18 de enero de 2010

El color de la inocencia

Publicado en Diario de Mallorca el 19/1/10

LA CINTA BLANCA

Nacionalidad: Austria, Alemania, Francia, Italia, 144 min. Director: Michael Haneke. Actores: Christina Friedel, Leonie Benesch, Ulrich Tukur

Un pueblecito de Alemania justo antes del estallido de la I Guerra Mundial. Régimen feudal puro: conde, párroco, médico, maestro y labriegos. El puritanismo impone una férrea disciplina moral en los jóvenes y las féminas; la servidumbre económica del terrateniente subyuga a los varones adultos. Esa doble represión alimenta bajos instintos soterrados, resumidos por la mujer del conde: “En este pueblo sólo hay maldad, envidia, apatía y brutalidad”. Los brotes de inhumanidad (infidelidad, incesto, malos tratos físicos y psicológicos, destrucción de la propiedad) son puntuales; minimizados, pero no sofocados del todo por la dinámica de la comunidad. Para acentuar el contraste, entre medias no pasa nada. Absolutamente nada. Planos larguísimos y estáticos del pueblo, y la trama amorosa, virginal, del protagonista (el buenazo profesor de pueblo) con una vecina, reforzada con las cándidas reflexiones en off del maestro.

La cinta blanca es cine y anticine a la vez. Tiene la cadencia del Bergman o los clásicos japoneses más soporíferos, remarcada con la fotografía en blanco y negro, la profusión de planos generales y los levísimos apoyos musicales. Los actores evidencian la solidez del guión y la gran labor de Haneke en su dirección. Algunos ven en el filme el germen del nazismo; yo coincido con su director en que es más una crítica de la tiranía del puritanismo. Ambientes idénticos se vivieron en España en los años 50 o se exhiben en la novela negra sueca tan de moda ahora. Es una película que exige el peaje de una gran paciencia, recompensada con una brillantísima reflexión sobre la pulsión violenta que anida en todos nosotros.

domingo, 17 de enero de 2010

Ha llegado el futuro, Watson

Publicado en Diario de Mallorca el 17/1/10

SHERLOCK HOLMES

Nacionalidad: Estados Unidos, 128 min. Director: Guy Ritchie. Actores: Robert Downey jr., Jude Law, Rachel McAdams, Mark Strong

Como era previsible, hay polémica sobre si esta recreación del famoso detective es oportunista u ortodoxa, purista o fatua. Conan Doyle fue un excelente precursor del género policíaco, pero no tiene la talla de Conrad o Kipling. Guy Ritchie, por su parte, es más famoso por su vida personal que profesional. En sus filmes muestra una compulsión por imponer un ritmo vivo y enrevesado, elipsis extremas, saltos en el tiempo acelerando o ralentizando la cámara y música traviesa.

En Sherlock Holmes parte de un relato del productor Lionel Wingram. Se han aparcado las facetas más estáticas o problemáticas de los detectives (apenas paran por Baker Street; menciones muy discretas a las adicciones del protagonista) y han potenciado las más dinámicas (peleas, duelos, persecuciones). El argumento es un pastiche de algunas historias de Conan Doyle con El código Da Vinci; las pesquisas recuerdan mucho a las de la serie CSI; y Holmes tiene una lengua tan afilada como la del doctor House. Los diálogos son muy picados, brillantes en algún pasaje; la música de Hans Zimmer se adapta al estilo resultón de Ritchie. El reparto es un acierto. Robert Downey tiende a la hiperexpresividad, potenciando ojos, tics y mímica. Jude Law logra darle réplica desde un trabajado envaramiento. McAdams defiende la cuota femenina con alegría; Mark Strong se muestra más limitado.

Sherlock Holmes tiene un argumento de cómic pero mantiene bastantes señas de identidad del original, añadiendo acción, ritmo y buena química entre los actores. A los puristas se les caerá el monóculo; al resto, si la asumen como una película palomitera, les entretendrá.

miércoles, 13 de enero de 2010

Eric en el cielo

Publicado en el suplemento Bellver de Diario de Mallorca el 14/1/10

CINE. El pasado día 11 nos dejó Eric Rohmer. El cineasta francés disfrutó, en Europa sobre todo, del impredecible e innegociable estatus de director de culto. Equivalente a que tenía tantos admiradores como detractores. Entre los primeros se encontraba por ejemplo Quentin Tarantino; en un encuentro con Dennis Hopper, le resumió “Si te gusta una película suya, te gustarán todas”. En el segundo bando estuvo Gene Hackman “Vi una película de Rohmer hace tiempo. Fue como ver secarse la pintura de un cuadro”.

La vida de Rohmer tiene algunos misterios, curiosidades y paradojas. Nació el 21 de marzo o el 4 de abril de 1920 como Maurice Henri Joseph Scherer o Jean Marie Maurice Scherer. Siendo adulto trabajó como profesor de literatura y en 1946 publicó una novela con el seudónimo de Gilbert Cordier. Por esa época se aficionó al cine. En sus frecuentes visitas a la filmoteca de París hizo amistad con el grupo que creó poco después la revista Cahiers du cinema y, cambiando pluma por cámara, la Nouvelle vague. Rohmer les llevaba una década a casi todos ellos, fue el que tardó más en triunfar y el que más prolongó sus éxitos. Otra anécdota, su seudónimo es un homenaje al director Eric von Stroheim y al escritor Sax Rohmer (autor de las novelitas de Fu-Manchú) cuyo apellido también es un seudónimo.

Asumiendo, remarcando, su visión literaria y filosófica del cine, Rohmer planteó y agrupó sus filmes en ciclos temáticos. El primero lo nombró Cuentos morales, y sus obras más destacadas son Mi noche con Maud y La rodilla de Clara. El segundo es más claro aún en sus intenciones, Comedias y proverbios, e incluye filmes memorables como La mujer del aviador, El rayo verde, El amigo de mi amiga y, sobre todo, Pauline en la playa. El tercer ciclo es más terrenal en su denominación, Las cuatro estaciones, pero igual de etéreo en su plasmación. Entre medias una adaptación de un clásico (La Marquesa de O). De su época final destaca La inglesa y el duque, inusual fresco del sanguinario estallido de la Revolución Francesa.

El estilo, la seña de identidad de Rohmer, era la austeridad, cercana al posterior decálogo Dogma: planos medios de cámara para hacerla invisible, música discreta, acciones tan vulgares como caminar, esperar un tren, pasear por la playa; y largas conversaciones, algo literarias pero muy trabajadas para que fueran cotidianas y nada forzadas.

Pauline en la playa, para muchos su título más recordado (incluso hubo un grupo de pop madrileño con ese nombre), es una película de amoríos adolescentes, intranscendentes en apariencia vitales y reales en el fondo, escrita por un guionista-director que en ese momento tenía 63 años. Ese fue posiblemente el éxito de la longevidad creativa de Rohmer. No se hinchó por el éxito, como Godard o Truffaut, y mantuvo la ingenuidad, la curiosidad intelectual y creativa hasta el final. Sus fans seguiremos disfrutando de ver secarse la pintura.

martes, 12 de enero de 2010

Mallorca blanca




No es infrecuente la nieve en la isla (cada año cae alguna nevada por esta época); sí la intensidad de este invierno. El sábado pasado salí con mi grupo de montaña por las cumbres encima de Sóller (Son Torrella, L'Ofre). Nieve hasta la rodilla, rachas de viento fuerte en la cumbre, frío... Una jornada idílica para genuinos montañeros.

La pipa de la suerte

Publicado en Diario de Mallorca el 12/1/10

TENIENTE CORRUPTO

Nacionalidad: Estados Unidos, 122 min. Director: Werner Herzog. Actores: Nicolas Cage, Eva Mendes, Val Kilmer, Fairuza Balk

Hay una pequeña polémica sobre si esta película es o no un remake de la estrenada por Abel Ferrara en 1992. En descargo de Herzog hay que decir que el tema, explícito en el título, tenía más precedentes, como la magnífica Ley 627 de Tavernier.

El argumento trata el envilecimiento de un teniente de policía (Nicolas Cage) en una Nueva Orleans empobrecida por el desastre del huracán Katrina. Su adicción a fármacos legales le empujan a probar los ilegales y estos a prevalerse de su autoridad para aplacar sus vicios. Se combina la bajada a los infiernos con la fascinación por el mal. La hipotética redención deriva en un caos en el que gana el que menos tiene que perder, rematada con el provocador mensaje de que la corrupción en la policía es generalizada, tolerada mientras no se toque a los poderosos. Hay crímenes, prostitutas y drogas, pero apenas hay violencia explícita. En la realización, Herzog mantiene el tono de thrillers de los años 70 y 80, aportando alguna gracia como los delirios psicotrópicos del protagonista. La banda sonora mantiene el aroma de la época citada. En el reparto Nicolas Cage tiene una actuación paradójica: sobreactúa al principio (repite querencia a exagerar la trascendencia de sus personajes) y está comedido, genial, cuando se descontrola. Eva Mendes se muestra aplicada y bien instruida; el tiempo dirá si ésta vocación es auténtica o caprichosa. En el resto del reparto hay un poco de todo, con buen nivel general. Teniente corrupto no es un filme novedoso pero sí un buen thriller que va de menos a más.

domingo, 10 de enero de 2010

Un buenazo

Publicado en Diario de Mallorca el 10/1/10

UN TIPO SERIO

Nacionalidad: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, 105 min. Director: Joel y Ethan Coen. Actores: Michael Stuhlbarg, Fred Melamerd, Richard King, Aaron Wolf

Larry Gopnik es un hombre corriente de una comunidad judía del Medio Oeste norteamericano a finales de los sesenta. Un tipo ilustrado, racional, agnóstico, positivo, al que en poco tiempo se le complica su vida personal y profesional y acaba pidiendo consejo a los rabinos. Larry Gopnik no es un pringado, pero casi; un ciego en un mundo de tuertos.

En Un tipo serio no pasa nada extraordinario; y la empatía con el protagonista es muy limitada porque éste no toma ninguna decisión drástica. Es un ‘dramedia’ muy contenido, con demasiadas referencias al estilo de vida americano y códigos de la comunidad judía. Sin embargo esa contención, ese perfil bajo, son engañosos. Esconden una crítica muy sutil, socarrona, de lo juguetón que puede ser el destino, de cómo la sociedad nos empuja al alienamiento, apoyada por un clero (hebreo en este caso) hábil para imponer un liderazgo moral sin ayudar ni aportar soluciones a problemas reales. Crítica que va calando como lluvia fina al mismo tiempo que uno se irrita por lo inane que es el protagonista. El talento de los Coen se aprecia además en otros momentos, la inconexa escena inicial, los encuadres ladeados, o forzando los primeros planos, la magistral forma de referir la muerte de un personaje secundario, el excelente trabajo de los actores desconocidos, los contrastes entre música israelí y americana…

Un tipo serio carece de la gracia de Quemar antes de leer o la contundencia de No es país para viejos, pero no por ello es una película fallida. Exige paciencia, ofreciendo a cambio buen cine y lúcidas reflexiones existenciales.

jueves, 7 de enero de 2010

Un añito



Este blog cumple 12 meses y 142 entradas. No pretendo sentar cátedra, sólo orientar aportando algunos razonamientos objetivos sobre un arte/oficio con un alto componente subjetivo.

Gracias por las visitas y espero seguir cumpliendo/compartiendo muchos años más.

miércoles, 6 de enero de 2010

Sangre y oscuridad

Publicado en Diario de Mallorca el 6/1/10

SOLOMON KANE

Nacionalidad: Reino Unido, Francia, Chequia, 108 min. Director: Michael J. Basset. Actores: James Purefoy, Sandra Hurd-Wood, Max von Sydow, Pete Postlewhite

Robert E. Howard (1902-1936) fue un hombre de atormentada vida, amigo de Lovecraft y autor de folletines de aventuras (los pulp fiction homenajeados por Tarantino). Conan fue su personaje más famoso, cuyo salto a la gran pantalla impulsó la carrera de Arnold Schwarzenegger. Michael Basset adapta ahora otro éxito del escritor, Solomon Kane.

El argumento se engloba en el género de espadas y brujería, ambientado en el siglo XVII. El protagonista (James Purefoy), tras un cisma familiar, hace un pacto con el diablo en busca de riqueza y aventura. Cuando se cansa e intenta redimirse, prueba la vida pacífica y semi monacal. El secuestro de una guapa doncella (Rachel Hurd-Wood) le empujan a retomar la vía más expeditiva. Aún partiendo de una historia concebida para consumo rápido, la trama familiar se ha enriquecido con un toque de tragedia shakesperiana, bien resuelta al final. Más cuestionable es el maniqueo conflicto interno violencia noble-pacifismo inane, atenuable por la época de entreguerras en que fue escrita la obra original. El romance es excesivamente casto. La acción en el filme es constante, la factura (rodado en Inglaterra y Chequia), excelente; los actores dan el tipo pero no aportan ningún plus.

Solomon Kane es una entretenida película de aventuras. Su mayor problema es que no aporta nada nuevo, ni el humor de Conan o Lady Halcón, ni la riqueza épica y mitológica de El señor de los anillos. Los fans del género pasarán un buen rato; el resto echarán de menos un reparto de primera fila y de más el excesivo recurso y glorificación de la violencia.

lunes, 4 de enero de 2010

¿7?

Publicado en Diario de Mallorca el 4/1/10

NUMERO 9

Nacionalidad: Estados Unidos, 87 min. Director: Shane Acker Actores: (Animación)

9 (2005) fue un cortometraje de animación que fue nominado al Oscar. Va de unos muñecos de trapo con lentes de prismáticos que sobreviven en un mundo posapocalíptico y se enfrentan a una bestia mecánica. Apadrinado por Tim Burton se ha reconvertido en largometraje.

El filme flojea en el guión. Ni el director ni la guionista (Pamela Pettler, autora de La novia cadáver, de Tim Burton) han sido conscientes del reto al que se enfrentaban. En vez de madurar más la historia e intentar darle una vuelta de tuerca, se han limitado a estirarla siguiendo los clichés más convencionales del cine de acción y el infantil: buenos contra malos; bajas, disensiones y honrosos sacrificios entre los buenos; falsos finales, monstruitos de todo tipo, romance y final feliz. Detalle ejemplar es que de los nueve muñecos sólo uno es una fémina, proporcion similar a las películas de acción. Hay además una sensación de “vale todo” en las amenazas: primero es un gato robotizado, después un cuervo, después unas cucarachas… Ninguno de los muñecos muestra un mínimo de inteligencia, actúan siempre de forma alocada o demasiado previsible. El tema de la película es una sobada crítica de los totalitarismos hipertecnológicos; los diálogos también son planos.

La escasa originalidad del texto es inversamente proporcional a la de la imagen: El encanto de los muñecos de trapo, sus nombres-número, el atrezo o las recreaciones de la historia pre-apocalíptica recuerdan al mejor cine animado de autor. En conjunto 9 es una película entretenida para los niños y, si no se va con grandes expectativas, para los mayores.